Enrique Santos Discépolo fue uno de los
más atrevidos compositores de tango, que en este caso se atrevió con la religión.
Muchas son las versiones de la interpretación que le da la gente a este gran
tango que tiene una música también espectacular, no sólo su letra que en este
caso me atrevo a decir que es de un filósofo natural.
Es otro tango que también sigue hoy
vigente… su tema no pasará de moda y siempre se estará hablando de la obra de
Dios.
Tengo entendido que fue un tango
prohibido en alguna época (Como varios de E.S.D.), pero definitivamente Dios
está presente en las letras varios tangos de Discépolo.
Tengo amigos que gustan mucho de
este tango porque, en opinión de ellos, los hace reflexionar… es decir, esta
letra hace que las personas lo escuchen con toda atención y finalmente piensen
sobre la vida.
En un artículo encontré estas palabras de
Discépolo que comparto con ustedes: "Siempre he conversado con Dios. Y de
Dios aprendí a sentir, como si fuese un dolor mío, el hambre de los otros, la
injusticia de los postergados y la tragedia infinita de vivir en la tierra que
lo ofrece todo, para que los más no tengan nada... esa injusticia que orilla
por las calles de los pobres... y que termina por agitar la razón del que es honrado.
Grité el dolor de muchos, no porque el dolor de los demás me haga feliz, sino
porque de esa manera estoy más cerca de ellos... y traduzco ese silencio de
angustia que adivino" (los pueden ver en Enrique Santos Discépolo, un artículo de "El Ortiba")
Música: Enrique
Santos Discépolo
Letra: Enrique
Santos Discépolo
¡Aullando entre relámpagos,
perdido en la tormenta
de mi noche interminable,
¡Dios! busco tu nombre...
No quiero que tu rayo
me enceguezca entre el horror,
porque preciso luz
para seguir...
¿Lo que aprendí de tu mano
no sirve para vivir?
Yo siento que mi fe se tambalea,
que la gente mala, vive
¡Dios! mejor que yo...
Si la vida es el infierno
y el honrao vive entre lágrimas,
¿cuál es el bien...
del que lucha en nombre tuyo,
limpio, puro?... ¿para qué?...
Si hoy la infamia da el sendero
y el amor mata en tu nombre,
¡Dios!, lo que has besao...
El seguirte es dar ventaja
y el amarte sucumbir al mal.
No quiero abandonarte, yo,
demuestra una vez sola
que el traidor no vive impune,
¡Dios! para besarte...
Enséñame una flor
que haya nacido
del esfuerzo de seguirte,
¡Dios! Para no odiar:
al mundo que me desprecia,
porque no aprendo a robar...
Y entonces de rodillas,
hecho sangre en los guijarros
moriré con vos, ¡feliz, Señor!
perdido en la tormenta
de mi noche interminable,
¡Dios! busco tu nombre...
No quiero que tu rayo
me enceguezca entre el horror,
porque preciso luz
para seguir...
¿Lo que aprendí de tu mano
no sirve para vivir?
Yo siento que mi fe se tambalea,
que la gente mala, vive
¡Dios! mejor que yo...
Si la vida es el infierno
y el honrao vive entre lágrimas,
¿cuál es el bien...
del que lucha en nombre tuyo,
limpio, puro?... ¿para qué?...
Si hoy la infamia da el sendero
y el amor mata en tu nombre,
¡Dios!, lo que has besao...
El seguirte es dar ventaja
y el amarte sucumbir al mal.
No quiero abandonarte, yo,
demuestra una vez sola
que el traidor no vive impune,
¡Dios! para besarte...
Enséñame una flor
que haya nacido
del esfuerzo de seguirte,
¡Dios! Para no odiar:
al mundo que me desprecia,
porque no aprendo a robar...
Y entonces de rodillas,
hecho sangre en los guijarros
moriré con vos, ¡feliz, Señor!